El gatito :3

Dicen que todo aquello a lo que le ponemos nuestro nombre termina por poseernos.

En estos días estuvo lloviendo y me puso de mal humor la lluvia. No me gusta mojarme, por razones diferentes; en verdad me molesta, mojarme en la lluvia y lavar trastes son de las cosas que encabezan la lista de cosas que no me gusta hacer.

Y fue durante uno de esos días lluviosos que vino a mi vida mi nuevo huésped (o nueva, quien sabe… todavía no se le ve) un gatito chiquito y bonito. Su nombre no es tan importante por el momento pero en esta etapa me he dado cuenta de como ahora ese animalito vino a convertirse en mi “upa gurú” Un gatito no puede ser mas grande que mis convicciones! Y este ha venido a ponerme en conflicto conmigo, pero es algo que quisiera tomar por partes para no dejar pasar el peso de esto y tenerlo en mente antes de enojarme con el otra vez.

Se acuerdan del cuento de Poe “el gato negro”? bueno, entiendo que mas allá del dato autobiográfico que supone el relato, había algo de el mismo que veía en el gato. Primero he de aclarar que a mí, en lo personal me gustaban mas los perros que los gatos, desde niño siempre he tenido perros y no gatos. Perros para los niños, gatos para las niñas, me decía mi papá. Después me dijo mi mamá que era alérgico al pelo de los gatos al igual que ella y tómala! Me cargue esa alergia por años, mal pedo, me ponía a estornudar y a moquear por ellos como no tienen idea. La cosa es que entonces no me gustaban los gatos, por esa razón, y decía que por que no son buenas mascotas, que son muy fríos, que son muy vanidosos, que son muy cabrones, que son muy posesivos, que son re culeros, que definitivamente se parecían demasiado a los humanos para ser mascotas. Entonces me topo con el gatito maullando debajo de un escalón en la banqueta, empapado, y mi empático corazón de vagabundo me dice “tráetelo, esta sufriendo caun”. Lo puse entre mis brazos y venia sintiéndome la madre Teresa de Calcuta cuando el agua apretó e hicimos parada en el supermercado que esta cerca de mi casa, y ahí me di cuenta de que venia bien apestoso el cabron gato; bueno en ese momento no fue tanto pedo si no que se le impregno el olor a gatito callejero erizo y mojado a mi saco y eso me cabreo. Después en la casa tenia unas croquetas de otro perro al que adopte bajo circunstancias similares -el muy culero cuando lo saque al baño ya no regreso :_( - y se las di de comer al minino, parecieron gustarle, pues ve tu a saber en cuantos días no había comido el animal y al rato me dejo ahí cerca de sus platos una plastota de calabaza toda colorada y malpedo, parecía queso de nachos color frijol ballo, y bueno, lo limpie y m encabrone. Luego lo bañamos por que estaba además de apestoso todo pulgoso el ojete, y tengo la sangre tan dulce que juro que los mosquitos y las ´pulgas han de vender paquetes vacacionales para venir a mi casa cuando hace frio o calor. Más tarde en la noche estaba maullando y no dejaba dormir el chinche gato y me pare bien emputado a callarlo de un zapatazo, no le di, pero si se apaciguo. Luego en la mañana me desperté y mas cagada de gato, pss ni pedo, limpie. En esta ocasión ya no fue tanto problema por que estaba mas como un churrito y era solido el asunto. Igual no es lo mas agradable despertar y encontrarse eso, uno se levanta temnprano, prende la PC y checa correo con un café en la mano para decir que ha sido una buena mañana, no a limpiar caca de gato con mal gesto. Pronto el gato no pide atenciones: las exige, y se te pega, y se te sube en el pecho, en el cuello, en la cabeza, y sin que se de cuenta te arana bien denso y luego como que te deja ronchas, y si le dices algo se hace el inocente y digo "bueno, no es tan grave" pero pasa lo mismo cada cinco minutos durante la cena! Como había tenido en mente que el gato se aburría en la casa encerrado pues le deje una bola de estambre y una pelota que colgaba amarrada de una silla para que cotorrera el solito en lo que salía a hacer mis asuntos. Después cuando regrese del centro me encontré con la bola de estambre deshecha completamente por toda la casa con una creatividad y ocio increíble, acordonó la sala! “ese gato es siniestro” pensé, y cuando lo busque estaba ahí, sentadito en el sofá viéndome con su carita de cachorrito de caricatura. Y así mil cositas con las que uno no quiere lidiar por mil razones, pensé entonces “a la verga! pinche gatito, ya me tiene hasta la madre, ya esta bañado y despulgado, ya es menos pedo regalárselo a alguien que se deje Y TODO VOLVERA A SER COMO ANTES” Y entonces rectifico mis palabras y me doy cuenta de que ya nada puede ser como antes, regalar el gato seria como tomar una aspirina metafísica para ese malestar que me provoca, y es valido para cierto grado de conciencia, pero s estoy buscando mi propio desarrollo no pudo permitirme eso. En aquel momento me vino de madrazo ese problema, la realidad del asunto: soy un retrograda y culero. Pensé en ello mientras estaba en el baño descomiendo. Me hizo volver a la edad de 14 años (solo puedo hablar de lo que me concierne no?) venia Dantito vestido con un trajecito todo erizo –que por cierto aun existe en mi closet- y se me ocurrió pedirle dinero a mi padre, y no solo no me dio si no que me cagoteo, creo que por algo de la escuela. Cabe aclarar a quienes no conozcan a mi padre, que cuando regaña o se porta gandaya parece mas un general de guerra, y en esa ocasión no fue la excepción. Después me dijo que cuando uno anda de traje que no anda todo jodido y de menos se pone cinturón, y que me pusiera a trabajar o a estudiar, dándose la vuelta para decir estas ultimas palabras que me hicieron odiarme en el espejo durante años ”no creas que con tu carita bonita lo vas a conseguir todo”. Puto. Como lo odié. Entonces me doy cuenta de como el cochino soy yo, el cagón, apestoso, egoísta, chillón, sensual, perezoso, frío, vanidoso, cabron, posesivo, culero, y todo eso soy yo! que definitivamente si era capaz de ver todos esos defectos en alguien mas es por que no me atrevía a decir que yooooooooooooooooooooooooooooo, un magnánimo, talentosísimo y además excelente ser humano como yooooooooooooooooooooooooooooooo pudiera ser así; sin embargo no quería tener al gato por que es entonces esa parte no resuelta de mi, ese que viene a hacer lo que yo no hice, a ser la parte malsana de mi mismo que me pone en conflicto conmigo por que si se hace del baño tengo que trapear y mantener la casa limpia mas seguido por que si no la casa se ponía apestosa y se llenaba de pelos, y ya no solo tengo que pensar en limpiar mas seguido si no en ordenar mis cosas por que el gato las muerde o las pierde por ahí en la sala, además debería de procurarle atenciones, bañarlo, darle cariñitos para que no se sienta rechazado pero eso significaba salirme de mi mundo y ser responsable, muchas veces uno no se quiere ni hacerse responsable de si mismo ¿Cómo carajos se va a hacer responsable de alguien mas? Y si me cuesta darle de comer es por que entiendo ahora que en ese aspecto todavía espero recibir, y no dar; incluso mi postura con el es como la de mi padre conmigo entonces “y tu que me das a mi pinche mugroso, si nomas estas bonito”. Saben una cosa? Desconfíen de los que dicen que “odian la hipocresía”, por que se siguen resolviendo como hipócritas que son. En conclusión pues así es el gato: come, caga, juega, hace sus desmadres en la sala y con las sillas, rompe cosas, se adueña de la casa completamente (por que ya no hay parte de la casa que no tenga su garrita por ahí) y cree que se lo merece por bonito! Y pues si, por que lo quiero conmigo durante el tiempo que se tenga que quedar, y ya. Quizá los gatos si se parecen demasiado a los humanos para ser mascotas. La respuesta en mi caso es que en el no tengo un gato, si no un maestro: mi “upa gurú” un Dante chiquito que representa muy bien a mi yo primitivo, y con el que aun tengo problemas. Que bueno que el gato me puso en manifiesto aquello antes de enfrentarlo en mal pedo con un hijo (ah chinga!) Miiaaaauuu!